Hoy en día la mayoría de los empastes dentales (obturaciones) se realizan con resinas compuestas o composites.
Estas resinas se pegan al diente mediante procedimientos adhesivos, que constan de diferentes fases, indoloras para el paciente mientras se realizan. En la primera se graban los tejidos dentarios sanos con ácido fosfórico, lo que aumenta sus microirregularidades y facilita la futura unión.
A continuación se coloca un imprimador sobre la dentina y el esmalte ya grabados, encargado de favorecer la penetración de la resina líquida o adhesivo, cuya aplicación es el tercer paso del procedimiento de adhesión. Esta resina se polimeriza con luz halógena para completar su fraguado.
Una vez adherida la resina sobre el diente, se puede colocar ya el composite, en sucesivos incrementos y capas, para sellar y rellenar la cavidad causada por la caries. Cada capa se va fraguando y polimerizando con luz halógena, por lo que una vez se ha finalizado el empaste, el paciente puede comer y beber con total normalidad.