Muchos de los refrescos y bebidas elaboradas que se consumen habitualmente, y que están al alcance de todos nosotros en cualquier tienda, deterioran el esmalte dental. Algunas como la cerveza pueden ser de las menos dañinas para los dientes, pero muchas otras bebidas azucaradas, carbónicas, light, diet… son tan corrosivas para el esmalte dental como el ácido de una batería de coche.
El esmalte dental es la capa externa de los dientes, y el tejido más duro del organismo. Protege a los dientes del desgaste diario causado por comer y masticar, así como de los cambios de temperatura. Una exposición prolongada y contínua a algunos refrescos puede llevar a una pérdida significativa de esmalte dental por erosión ácida, a pesar de que mucha gente pueda considerar estas bebidas inofensivas o simplemente preocuparse por la cantidad de azúcar que llevan o por su influencia sobre el peso y la dieta.
Los padres debemos también saber y ser conscientes de que se debe reducir al mínimo la bebida de refrescos en la dieta de nuestros hijos para evitar cavidades y caries dentales. Muchos de los refrescos que más se consumen tienen niveles de acidez muy elevados, pudiendo causar daños irreversibles a los dientes de los niños.
Spear Education ha publicado recientemente una tabla en la que se puede valorar visualmente cómo pueden afectar las bebidas muy ácidas al esmalte dental. Se puede observar la acidez de bebidas y refrescos, siendo las bebidas más ácidas (menor pH) las que tienen mayor capacidad de desmineralizar el esmalte.
Un estudio reciente de la Academy of General Dentistry evidencia que el consumo diario de bebidas energéticas y bebidas para deportistas está permanentemente “bañando” al diente en ácido, causando daños en el esmalte dental. La capacidad erosiva en los tres primeros minutos tras la ingesta, es 10 veces mayor en los refrescos de cola que en los zumos de frutas. Esto es debido al ácido cítrico y/o ácido fosfórico que llevan este tipo de refrescos en su composición.
